“Tenemos que hablar” dice ella y el aire pesado del ambiente
que rodea a la pareja se puede cortar en porciones, y uno piensa para si:
¡cagamos...!
Esa frase que no quisiéramos escuchar nunca. “Tenemos que
hablar” encierra mucho tiempo de meditación por parte de la mujer. Pasaron
meses, tal vez algún par de años, o varios, para que ella tome la decisión de
decirle a ese pedazo de mula que tiene enfrente, que está re-podrida de sus
pelotudeces.
Y al escuchar esa frase el tipo tiembla, sabe que se le
agotó el tiempo, que llegó el momento de la verdad. Ella sabe que él tiene
otra, que cuando dice que va a comer un asado con los amigos de la peña, se va
al telo con la mina. No tiene más excusas, se acabaron las explicaciones,
porque el “tenemos que hablar” significa tomátelas de aquí, vení a ver los
chicos los fines de semana, podés llevártelos si querés, de paso me viene bien
a mi así estoy tranquila con mi nueva conquista….(esto no se lo dice, lo
piensa).
Pero al tipo le queda la última alternativa, el lance final:
“Ahora no puedo, me voy a la oficina, ¿tan importante es? Somos de esquivar
todo tema espinoso.
Y allí no hay regreso, es muy importante, ella se lo dice de
una vez por todas, y cuando ella se lo dice es porque ya él no le importa más,
y además tiene alguien que ocupó su lugar. Los hombres tenemos incorporado el
machismo desde, creo, la creación misma de la vida en el planeta. Somos
nosotros y luego ellas, y cuando nos hacen saber que están en igualdad de
condiciones nos duele hasta en lo más hondo. Por eso cuando ella te dice:
“Tenemos que hablar”, lo mejor que podés hacer es decirle que mejor es hablar
después que hayas preparado tus valijas. No hay regreso cuando ellas quieren
hablar, ya está todo definido, ya lo han elaborado y han dado los primeros
pasos consistentes en comenzar una nueva vida. ¡No hay regreso del “tenemos que
hablar”!, ¡no insisitas!
Si sos de esos tipos que quieren quedarse con la última
palabra…¡perdiste!, no será en esta oportunidad. Para eso deberías haber
elaborado un plan estratégico, que no va con nosotros, los hombres. Somos muy
boludos para manejarnos en las trampas del amor. Ellas tienen sus amantes y
nosotros no nos enteramos, son sutiles, inteligentes, sigilosas, y no caen en
la desesperación de mostrarse enamorada de otro tipo que no seas vos… Nosotros
no, hacemos todo lo posible para que alguien nos vea y nos considere el tipo
más vivo de la ciudad. Si es con una pendeja con mayor razón, y si ella es
modelo, promotora o figurita de algo que la haga reconocida…¡ni hablar!
“Tenemos que hablar” significa que vos se lo contaste a tus
amigos y alguno de ellos a sus mujeres y estas no callan…, alguna se lo contó y
se pudrió todo. Pero vos estabas feliz porque te levantabas una linda pendeja y
eras la envida del resto de los machos que se sientan el los bares del centro
para recrear sus ojos. Ahora hermano, tomá tus cosas, armá tus maletas, hablá
con los chicos, decile papá y mamá se han puesto de acuerdo para vivir
separados, es mejor para todos, los voy a venir a buscar los fines de semana. Y
chau, a otra cosa. Cuando se cierre la puerta de esa casa que habitaste con
quien era tu mujer tendrás diferentes sensaciones. Una será de libertad, porque
ya no tendrás que esconderte cuando salís con la pendex. Otra será de angustia
porque dejás atrás gran parte de tu vida, la mitad de tus bienes, y sabés que
otro ya ocupó tu lugar. “Tenemos que hablar”, pero ya no hay más tiempo para
hablar...
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