lunes, 29 de enero de 2007

LA CHICA DEL VESTIDO BLANCO




Camino hacia el diario como todos los días, sin apresuramientos ni demasiado lento, disfruto cada paso que doy porque se que nunca más lo daré, que es como cada segundo de la vida, único e irreptible. Observo el espacio que me rodea, la arquitectura de los edificios, algunos modernos otros muy antiguos, miro donde piso desde que se ha incrementado la cantidad de perros y de boludos que los sacan a pasear y no llevan la pala y la bolsa de polietileno.

Camino con paso constante y el bolso marinero al hombro mientras pienso en alguna nota, miro el comportamiento de la gente o sueño con escribir un poema. Busco la sombra para protegerme del sol del verano, en la calle poco movimiento por ser un domingo a las diez de la mañana. Camino..., miro e imagino lo que pensará cada uno de los que como yo andan por la calle... Camino y pienso cuando la veo media cuadra delante de mi..., vestido corto blanco, cabellos castaños que caen sobre los hombros..., sandalias...; habla por su celular, gira, hace ademanes con el brazo derecho mientras el izquierdo sostiene el aparato sobre su oído.., da unos pasos y vuelve a girar, me acerco al mismo ritmo que traía..., está de espalda, sólo dos breteles delgados dejan ver su piel suavemente tostada..., se le marcan los glúteos y la diminuta tanga a través de la delgada tela de su vestido blanco...casi transparente, los imagino duros, firmes; gira, habla, hace ademanes, sonríe, tiene un bello rostro...

Soy yo el que sueña con esa mujer parada sobre la alfombra..., le desprendo los botones lentamente, beso su cuello, acaricio sus hombros...¡qué piel suave!---; dejamos caer su vestido al piso; no tiene corpiños..., no..., no tiene;... Estoy a pocos metros de ella y sus pezones empujan la tela,...pechos firmes como sus glúteos... Los acaricio, le hago una leve presión con mis dedos pulgares y los índices; bajo con mis labios por su cuello, bajo..., bajo..., bajo más..., están erectos, ella lanza unos gemiditos de placer...
Estoy a pocos pasos; habla y gesticula, sonríe, mira hacia la calle, le tocan bocina desde un auto, los ignora; estoy a escasos cinco metros..., me mira y escucha..., sonríe..., se sonroja por algo que del otro lado de la línea alguien le dijo...¿o porque cruzamos una mirada...?

Tiene unos treinta, treinte dos, tal vez treinta y tres, no más allá de los treinta y cinco años..., conoce la vida, ha tenido historias de amores..., algunas insulsas, otras le dejaron huellas profundas..., como a mi, en eso nos parecemos...la supero en unos veinte años, seguramente ella fantasea con tener un romance con alguien mayor..., con un hombre experimentado..., seguro..., que le brinde todo lo que espera, ¡que la haga vibrar en esa cama donde está desnuda!,... ardiente..., ella arriba, besa, muerde suavemente, baja..., humm....hace cosquillas con sus labios y su lengua sobre mi vientre..., me retuerzo sobre la cama...jajaja... baja, más cosquillas...jajaja..., mira mis ojos, disfruta de ser dominante en esta situación..., baja con sus labios..., baja más, acaricia con sus manos, atrapa, aprisiona...besa..., besa más y más....

Llegué frente a ella, ahora la escucho, creo que habla con su novio..., la miro, eleva su brazo derecho y gira, mira hacia la calle..., otro saludito con bocina de unos jóvenes sobre un Fiat Palio..., ¿ella?... ¡ni bola!,... habla con él, ahora no lo dudo..., paso a su lado, me alejo con los mismos pasos que llegué, el mismo ritmo, miro hacia delante,... ya no la escucho...

Cruzo la calle, miro la fruta del negocio de la esquina,... ¿las manzanas a tres con cincuenta...?..., estaba a cinco antes de navidad..., pienso,.... ¡Jeh...!...¡pasaron las fiestas y la fruta bajó de precio....!


Luis Oscar Tolosa